Capítulo 12. RIVALES
Aun preguntándose la razón de hacer una prueba de paternidad, Fernanda regresó a la sala y se encontró su celular con un millón y una llamada pérdida.
«¿En serio estaban preocupados por ella?» No lo sabía, pero locos los traía y eso la hizo sonreír.
La mayoría de las llamadas eran de su hermana. No hablaría con ella, así que las ignoró; había un puño más de llamadas de parte de su casa, tampoco le contestaría a Regina, así que las dejó pasar; y había unas cuantas más de Alexander.
» Imbécil —farfulló más dolida que molesta—, ¿en serio te preocuparás por mí ahora?
Uno a uno eliminó todos los mensajes de voz de Emma y Regina, pero, al llegar al primer mensaje de Alexander, nació en ella una malsana y estúpida curiosidad que la obligó a escuchar.
“Fernanda, ¿dónde estás? Emma vino a buscarte, está muy preocupada…”
» Deberías preocuparte tú, imbécil.
“No puedes ser tan caprichosa, regrésate a tu casa, m*****a sea…”
» No puedo hacer eso.
“Fernanda, por favor, hermosa, deja de hacer estupide