Mila trató de sonreír, aunque le temblaba el cuerpo entero y su rabia se sentía desmedida.
Aun así, caminó, y se sentó en el sofá frente a Iván.
—¿Por qué estás así? —dijo de forma casual tomando su mano—. Has cogido con centenar de mujeres, completaste tu venganza… ya está hecho…
Iván la miró detenidamente, y achicó los ojos.
Entonces Mila continuó.
—Si deseas que sea enemiga de Ágata, por ti lo haría… no me importa nada ni nadie, excepto tu Iván… y yo siempre estaré aquí para ti… incluso… si quieres que sea Sibel esta noche… lo seré… —Mila se acercó a él de forma seductora, abrió las piernas y se sentó en su torso.
Iván tomó sus caderas lentamente, y ella sonrió.
—Somos la pareja perfecta… y siempre lo seremos —ella unió su boca a la de él, y lo besó sin que Iván le diera una respuesta, ella trató de profundizar el beso, pero en el instante, la mano de Iván tomó su cabello y le echó la cabeza hacia atrás con fuerza.
Su mirada alcoholizada se había trasformado a una llena de odio. Su