Moscú, 4:00 pm.
Eran apenas las seis de la mañana en California, y la diferencia de hora en cuanto a Rusia, hacía sentir a Sibel extraña.
Todo fue mecánico desde que se bajaron del avión, y el frío también era diferente.
Los autos que buscaron a Iván se desplazaron rápidamente, mientras ella notaba las calle, y los colores del lugar. Había una mezcla de modernismo y estilo antiguo que cautivaba solo con la mirada.
Nunca había venido aquí, y ahora iba con Sora, en un auto diferente al de Iván.
Como siempre.
En veinte minutos llegaron a una zona boscosa. Sibel incluso pudo ver otro lago dentro de la propiedad, con una gran zona verde que se extendía sin fin hasta perderse en los árboles.
Y ella se dio cuenta de que este era el estilo de Iván.
Abrieron grandes rejas, y comprobaron los autos. Pasaron una larga entrada y Sibel se dio cuenta cómo todos los autos se estacionaron frente a la gran mansión.
Ella esperó un poco para ver que Iván se bajaba del auto, y notó que su abuela,