CAPÍTULO 11
—Aston… apúrate…

Aston escaló entre sus amigos, y se agarró fuerte de la ventana para impulsarse. De forma sutil y silenciosa les asomó el dedo de “ok”, y luego corrió la ventana sin hacer ningún ruido.

Pero nadie pudo prepararlo para lo que iba a ver.

Había un hombre encima de Sibel. Literalmente restregando su cuerpo de forma sádica, mientras le comía la boca con furia. La imagen incluso era perturbadora para él, y en ese momento, se quedó sin aliento.

Podía ver sus lenguas entremezcladas, y como de un momento a otro, el sonido de placer, salió de la boca de… su Sibel…

Él tuvo que pasar el trago, y sin poder sostenerlo más en su garganta, gritó:

—¡Sibel!

Sibel se separó de golpe de la boca de Iván, y todos los sentidos volvieron a ella. Fue a esos ojos decepcionados y llenos de dolor de su novio, y negó rápidamente.

—No… Aston, espera… —Aston desapareció de la ventanilla, y Sibel se frenó de golpe al ver la calma de Iván, que ahora la observaba con el ceño pronunciado—. ¿Tú lo sabías
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