No debí precipitarme con mis decisiones, debí calmarme y escucharlo…
¡¿Qué importa si va a tener un hijo con otra?!, Estoy segura que hubiera preferido quedarse conmigo, estoy segura que hubiera amado a nuestro niño….
¡Tonta!
¡Estúpida!
Lo dejaste marchar con facilidad y ahora esa mujer es feliz a su lado.
Pero… Pero si él decía amarme tanto…
¿Por qué no volvió a buscarme?
Mis padres al enterarse que serían abuelos, me odiaron y querían matar a Mr. Stevens; más, Henderson intervino y logró que me perdonaran.
Decidió por voluntad propia, hacerse cargo del niño; me hizo prometer que cuando crezca, le diría que él era su padre. Yo acepté temerosa; no sabía qué hacer ni a quién acudir, mi Príncipe me había abandonado y me sentía sola, completamente sola.
Henderson fue bueno conmigo, me acogió en su casa –la que compró especialmente para mi niño y para mí–, después que mis padres concluyeran que ya no podía seguir viviendo con ellos, porque había faltado a su confianza.
Los entiendo, no po