La primera en marcharse fue Guille, quien seis y media ya la estaban esperando en un auto muy lujoso afuera del instituto. La despedí en la entrada y me quedé mirando cómo se alejaba velozmente sin siquiera hacer un mínimo sonido.
Fui a la cocina para preparar el desayuno, pero para mi suerte me encontré en la cocina con Mark, con quien me quedé conversando mientras él trabaja muy concentrado.
— Me he demorado pero al fin está listo, señorita. — dijo cortésmente.
— ¿Eh? — le pregunté al no entender a qué se refería.
— Su desayuno está listo para ser servido. — anunció satisfecho.
Mis ojos se abrieron de par en par y no pude evitar dejar escapar una expresión de alegría al ver su regalo. Pensaba que estaba preparándose algún sanguche o algo por el estilo. Sin embargo, se había tomado la molestia de prepararnos a todos un desayuno por demás completo. Jugo de naranja recién exprimido, tostadas, café, medialunas y un pastel delicadamente cortado en varias rebanadas.
Mis ojos brillaban de