Los pasos de Nelson se detuvieron de golpe, y Felipe, al colgar la llamada, no pudo ocultar su expresión preocupada.
—Esto no pinta bien, Nelson. Unis acaba de anunciar la cancelación de todos los contratos, tanto con nuestra familia como con los Braga.
El rostro de Nelson se endureció al instante. Unis era uno de los conglomerados más grandes del mundo, y en los últimos años, más de la mitad de los negocios de ambas familias dependían de sus acuerdos.
Si Unis rompía relaciones, podrían ir directo a la quiebra.
Durante los días siguientes, Nelson estuvo a toda máquina intentando salvar el acuerdo con Unis, pero al mismo tiempo, no dejaba de pensar en Ivana. Creyó que todo era un simple enojo, que regresaría pronto, pero los días pasaron y ella no volvió.
Volvió a llamar a su asistente.
—¿Estás seguro de que Ivana no se fue a Elarvia?
—Revisé todos los vuelos, señor. No hay ningún registro con su nombre, excepto por un vuelo privado cuyos pasajeros no están listados.
Nelson se quedó en