El rostro de Nelson se fue oscureciendo cada vez más.
Mientras tanto, las risas seguían, hasta que un Lincoln negro y alargado se detuvo frente a la entrada. Era un modelo de edición limitada, que destacaba entre todos esos autos de lujo.
El grupo se detuvo y miró con curiosidad mientras la puerta del auto se abría.
Una figura emergió, luciendo un vestido color champán.
—¡Es un diseño exclusivo, de edición limitada a nivel mundial! —exclamó alguien—. ¡Ni siquiera ha salido a la pasarela y ya lo vi en línea!
—Vaya... ¿será la heredera de la familia Lima?
Todos se miraron aún más curiosos. Incluso Nelson no pudo evitar voltear. Pero cuando vio la cara de la recién llegada, se quedó helado.
—¿Ivana? —preguntó Celia, completamente sorprendida.
Sí, era ella. Desaparecida durante días y ahora ahí estaba, bajando del auto como si nada.
Ivana no los notó. Estaba hablando por celular con su madre adoptiva.
—Sí, mamá, ya salí del orfanato.
—Ajá, ya me cambié. Estoy llegando a la entrada.
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