Alan se rio un poco:
—Valerie sí que es bien astuta.
Yo, divertida, le dije:
—Ustedes dos son igual de astutos.
Samuel, ya harto, le dijo a Carlos:
—O abandonas esta serie y busco otra vez al productor, o sueltas a Camila y vuelves a tu zona de visita. Si sigues con estos caprichos, ¡ninguno de nosotros podrá irse hoy!
Esa última frase fue como una bomba: todos en el set empezaron a quejarse.
¿Quién no quería terminar pronto? Y por culpa de ellos, seguían atascados.
Aunque Carlos era el presidente de la productora, nadie en el equipo quiso darle la razón.
Carlos se puso molesto, pero no tuvo alternativa.
Al final soltó a Camila y le dijo en voz baja:
—Actúa bien y trata de hacerlo en una sola toma.
Al oírlo, Camila se sintió aún más agraviada. Entre lágrimas, protestó:
—Carlos, ¿qué quieres decir? ¿También piensas que mi actuación es mala? ¿Encima de que me golpean, ahora tú también dices eso?
—No, Camila, no es eso… —Carlos se apuró a explicarle.
—Solo temo que te golpeen más veces.
—