Capítulo 81
Mateo se rio de mí:

—¿Qué es eso que te da tanta vergüenza y miedo que lo vea?

Yo, sorprendida, respondí:

—No es nada, solo son los documentos de un proyecto de la empresa.

—¿Tu empresa?

Mateo volvió a reír:

—¿Es tu primer día de trabajo y ya te sientes tan comprometida?

Realmente no entendía qué encontraba gracioso.

Me aclaré la garganta y respondí:

—¿Y qué? Desde el momento en que acepté el trabajo, no importa si es el primer día o el primer segundo, debo ponerle todo mi esfuerzo y tratar la empresa como si fuera mi propia casa.

—¡Je!

Mateo se burló nuevamente.

—Eres buena empleada, deben estar contentos de tenerte.

Me quedé en silencio. Su tono de burla realmente comenzaba a ser insoportable. Me levanté y cambié de tema:

—Tengo mucha hambre, ¿ya está lista la comida?

Dicho esto, arrastre como pude hacia la mesa, pero él, de la nada, me levantó en brazos.

Me sorprendí y susurré:

—Yo… puedo caminar sola, suéltame.

Mateo no me hizo caso, me llevó hasta
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