Capítulo 795
Quise decir algo más, pero de pronto Luki apareció en la puerta y gritó:

—¡Mami, ven rápido con Embi, papi ya va a arrancar el auto!

—Pues que arranque, vayan ustedes dos.

Luki murmuró:

—Mami es un poquito mala.

Sonreí y me levanté para preparar las cosas.

Ya empezaba el otoño, con sus cambios repentinos de frío y calor. Preparé unas toallas pequeñas para que los niños se secaran el sudor y llené dos termos con agua tibia.

Cuando salí, Mateo estaba apoyado en el auto, con cara de irritado.

Me miró de reojo y de inmediato caminó hacia mí para arrebatarme la bolsa y los termos de las manos. Se le notaba la rabia.

Yo solo pensé: ¿Cómo puede estar enojado todo el día?

El parque no quedaba lejos; tardamos media hora en llegar.

En cuanto bajaron del auto, los niños corrieron emocionados hacia la entrada.

Mateo los detuvo de inmediato, les tomó la mano a cada uno y los llevó hacia adentro.

Lo vi y, por un momento, pensé que sí podía ser un buen padre.

Cuando llegó a la entrada, él se detuvo y
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