Capítulo 775
—Él no es ningún tío, no vuelvan a irse con él —dije con seriedad.

Embi me miró y preguntó en voz baja:

—Mami, ¿estás enojada?

No respondí. Aguantándome el enojo, los llevé directo al taxi.

Los dos niños, al ver mi cara, no se atrevieron a decir nada.

Cuando regresamos al hotel, Valerie aún no había vuelto.

Pedí la cena desde el celular para los dos pequeños y me dispuse a darme una ducha y descansar un poco.

Quizá porque me había mojado con la lluvia, me dolía la cabeza como si fuera a estallar.

Luki, atento, me sirvió un vaso de agua tibia.

Embi se acurrucó en mi pecho y preguntó con timidez:

—Mami, ¿de verdad no estás enojada?

—No —respondí sin mucho ánimo.

Embi hizo un puchero:

—Sí estás enojada, mami, cada vez que te enojas te pones así.

Suspiré y los acerqué a mí, preguntando con seriedad:

—¿Quién les dijo que podían irse con un extraño así nada más? Está bien que busquen a su papi por su cuenta, pero ¿por qué creen todo lo que les dicen y se van con cualquiera?

Luki infló las me
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