Al verme acercarme, la cara de Alan cambió por completo.
—Tú, tú, tú… ¿qué estás haciendo?
Lo miré con una sonrisa malvada:
—¿No dijiste que debía elegir a un hombre para besarlo?
—¡Dios mío!
Los que estaban alrededor se emocionaron al instante.
—Parece que, como Mateo la ignoró, ahora se fijó en Alan.
—Pero Alan está todo nervioso y asustado.
—Pues qué risa, ¿tan temible es esta mujer que hasta Alan tiene miedo de besarla?
Me paré frente a Alan. Cuanto más nervioso se ponía, más seguro estaba de que no tendría el valor de besarme. Alan siempre disfrutaba causar problemas.
Si no me equivocaba, quería usarme para molestar a Mateo.
¿Le gusta jugar?
Pues ahora caerá en su propia trampa.
Le sonreí a Alan:
—Vamos, un beso de un minuto.
—No, no… ¿Por qué… por qué me elegiste a mí? —tartamudeó Alan, claramente asustado.
Valerie se reía tanto que le dolía el estómago.
Le sonreí a Alan:
—Porque eres guapo.
—¡Claro que no! ¡Ellos… ellos son más guapos! —señaló