—Así que, aunque me vaya contigo al extranjero, solo podremos ser amigos normales, ¿entiendes? —dije.

Michael se quedó serio por unos segundos. Vi en sus ojos una chispa de enojo.

Aun así, me sonrió y me habló con cariño:

—Está bien, como tú digas. Además, Valerie también vendrá con nosotros. Así tendrás con quién platicar y no te aburrirás. Allá podremos hacer lo que se nos antoje. ¿No te gusta actuar? Yo mismo haré una serie para que seas la protagonista, ¿te gustaría? Así te harás famosa, tendrás tu propio trabajo, y dejarás de ser esa mujer que él usa solo para pasar el rato.

Esa última frase me dolió mucho.

Sí… para Mateo, nunca fui importante.

Solo fui alguien que le servía para pasar el rato.

Nunca le importé de verdad.

Michael seguía hablando de un futuro bonito.

Pero mientras más cosas buenas decía, más vacío sentía yo el corazón.

Apreté los labios, aguantando las ganas de llorar, y le contesté:

—Entonces, vámonos.

Irme era una decisión de la que no podía arrepentirme.

Eso sig