Capítulo 408
Justo cuando sentí alivio por no haber intentado escapar, Mateo levantó la vista hacia mi ventana.

Apreté los labios y cerré de inmediato la ventana.

Me giré y me apoyé contra el cristal, recordando el sueño que acababa de tener.

En mi sueño, otra vez estaba encerrada en la oscuridad, sin salida... y veía a Mateo y a Camila llevándose a mis bebés. El dolor era insoportable.

Solo pensar en eso me hacía temblar de pies a cabeza.

Hundí la cara entre mis manos, llena de ansiedad, desesperación y sintiéndome completamente débil.

En lo que quedaba de la noche dormí mal. Me desperté varias veces, con el corazón latiendo al tope.

Solo cuando ponía las manos sobre mi vientre, ya algo abultado, y sentía la vida de esos dos pequeños, se me calmaba un poco la ansiedad.

Pero apenas pensaba que ese hombre pronto descubriría mi embarazo y me arrebataría a mis bebés, el dolor me partía el alma.

A veces lo odiaba tanto… ¿por qué tenía que ser así conmigo?

Son mis hijos. ¿Con qué derecho piensa quitárme
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