Capítulo 371
Apenas llegué a la puerta del baño, choqué de frente con Mateo, que salía con una palangana de agua en las manos.

La palangana cayó al suelo y yo también terminé en el piso.

El agua tibia me mojó de pies a cabeza.

Mateo, furioso, me levantó de golpe y me gritó:

—¿Por qué no te quedas acostada? ¿Para qué te levantas?

—No quiero un doctor... —me aferré a su brazo, rogándole, desesperada.

—Estoy bien, solo quiero dormir un rato... No quiero un doctor, no quiero que me vea un doctor...

Mateo me cargó en silencio de vuelta a la cama.

Me tapó otra vez con las sábanas.

Al ver que se iba, me apuré a agarrarle el brazo.

Me aferré fuerte a él y, con la voz ronca, me largué a llorar:

—De verdad no quiero que venga un doctor, no quiero que llames a nadie... Estoy bien...

—¡¿Ya acabaste con el drama?!

Mateo, enojado, me empujó fuerte contra la cama.

Me gritó:

—¿Sabes lo caliente que estás? Esos pies... si no hacemos algo, los vas a perder.

—No quiero un doctor... —lloraba mientras negaba con la cab
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