—Ya lo decía yo, ese Michael, ¿cómo va a compararse con Mateo? No sé cómo pudiste fijarte en ese tipo
Alan me lanzó una mirada llena de desprecio.
Estaba a punto de responderle cuando de pronto se escucharon pasos desde la entrada.
Me puse de pie de inmediato, solo para ver a Mateo y Camila entrar juntos.
Sentí un pequeño alivio: por un momento pensé que era Waylon.
Mi mirada se cruzó con la de Mateo.
El corazón me dio un brinco, y de una vez miré a otro lado.
Ese hombre seguía con esa mirada tan penetrante y amenazante.
Yo me sentía cada vez más irritada. A este paso, cuando volvamos a Ruitalia, no me espera nada bueno.
—Aurora...
Mientras pensaba en eso, Camila se me acercó de la nada, tomándome la mano con una sonrisa aparentemente amable.
Le aparté la mano de inmediato y me senté junto a Alan.
Solo verla ya me molestaba. Para evitar que empezara su show, mejor mantenerla lejos.
A Camila casi se le borra la sonrisa. Me miró con expresión dolida:
—Aurora, ¿te caigo mal? Solo quería