Parece que Mateo sigue convencido de que la persona que llamó a Valerie era yo.
Este hombre no es nada fácil de engañar.
Miré mi celular, que seguía sonando sin parar, y no me animé a contestar.
Ahora mismo me daba pavor escuchar su voz.
Siempre le he tenido miedo, y si vuelve a amenazarme, seguro termino corriendo a verlo como una boba.
Así que decidí no contestar. Que se enoje todo lo que quiera, ya no me importa. Si no escucho los insultos que me quiere decir, estaré tranquila.
Con eso en mente, puse el celular en silencio y lo dejé a un lado.
No sé cuánto tiempo pasó, pero al fin la pantalla se apagó.
Lo agarré y miré.
Uy, ese hombre me había llamado ocho veces seguidas.
Hasta por el celular se sentía su obsesión.
¿Acaso no puede dejarme tranquila y seguir con su vida?
Perseguir así a alguien, ¿no será agotador para él?
La gente obsesiva es la más peligrosa, nunca saben cuándo parar.
Justo pensaba eso cuando llegó una notificación. Era un mensaje de Mateo.
—Antes de mañana, más te