De inmediato, sentí que una furia intensa me llenaba el pecho.
—¿Y eso qué tiene que ver contigo? —le respondí con seriedad—. ¿Fue Javier el que te contó esto? Pero diga lo que diga y sin importar los líos que yo tenga con ellos dos, ¿qué tiene que ver eso contigo? ¿Por qué te metes donde no te llaman?
—Ja, ja, ja... no tengo intenciones de meterme —me dijo Jeison riéndose despacio—. Es solo que el niño que traes en la panza me parece interesante. Te aconsejo que lo tengas. Y si no lo quieres... ¿qué te parece si me lo das a mí?
—Estás loco. ¡Lárgate!
Sentí un gran coraje. Le grité con asco y colgué sin dejar que dijera ni una palabra más. Ni siquiera sabía si de verdad estaba embarazada, pero aunque fuera cierto, ¿qué le importaba eso a un desconocido? ¿Aconsejarme que lo tuviera? ¿Pedirme que se lo diera?
Ja. Qué absurdo.
Un tipo que ni conocía y que se veía muy sospechoso... ¿con qué derecho me decía eso y hasta me pedía algo así?
Definitivamente estaba loco. Por un momento hasta