Alan contestó enseguida:
—¿Qué pasa? ¿Ya encontraste a Mateo?
Cuando escuché su pregunta, me desanimé; parecía que él tampoco tenía avances.
—No, aún no lo encuentro. Oye, ¿revisaste las cámaras de seguridad?
—Sí, ya las revisé —dijo Alan con urgencia—, pero las cámaras de los pisos quince al veinte están dañadas. En los demás pisos tampoco lo encontramos. Creo que todavía está entre el quince y el veinte. Ya le pedí a mi gente que lo busquen por separado, te aviso en cuanto tengamos noticias.
Alan terminó de hablar y parecía que iba a colgar, así que lo detuve:
—¡Espera!
—¿Qué pasa? ¿Encontraste algo? —preguntó sorprendido.
—No, solo quería saber si tu prima está contigo.
—Sí, aquí está —respondió Alan, confundido—. ¿Por qué?
—Pónmela al teléfono, tengo algo que preguntarle.
—No me digas que sospechas de Indira —Alan se molestó—. Mateo desapareció e Indira está tan preocupada que tiene los ojos hinchados de tanto llorar. En cambio tú, que estás con la gente de Javier... yo no he desco