Como pensaba, Camila había traído gente, y era muy probable que esos hombres fueran de Jeison. Me puse alerta y me acerqué con cautela. Por suerte, la puerta de la habitación de Camila no estaba completamente cerrada, sino entreabierta.
Desde adentro pude escuchar las voces de los guardaespaldas.
—Camila, nosotros... todavía no hemos encontrado a Mateo.
—Pero los guardias que vigilan las entradas y salidas del hotel no lo han visto, lo que significa que sigue aquí.
—Si sigue en el hotel, ¡pues búsquenlo rápido! Cuando pase el efecto de la droga, todo lo que hice esta noche habrá sido en vano.
La voz de Camila sonaba impaciente:
—Les advierto que su jefe los asignó para que hagan lo que yo les diga. Si no hacen bien su trabajo, ¡todos se largan de aquí! —lanzó una advertencia cruel.
Los guardaespaldas comenzaron a responder con miedo:
—Pero ya registramos todo el piso superior y no lo encontramos.
—¿Y no van a buscar en otros pisos? ¡Se perdió en el piso superior y solo van a buscar al