Apenas ese hombre dio la orden, dos guardaespaldas salieron disparados e inmovilizaron a Bruno por completo.
En ese instante, Camila ya estaba de pie junto a él.
Bruno la miraba, incrédulo:
—Camila…
Ella le respondió, con una sonrisa llena de alegría:
—Ya te lo había dicho. Te traje al mar para matarte. ¿De qué te sorprendes tanto?
—No… no puede ser…
La cara de Bruno estaba tan pálida como papel.
—Tú dijiste que ese plan de matarme era falso… dijiste que querías irte conmigo al extranjero… Tú llevaste equipaje, pasaporte, yo lo vi, tu pasaporte estaba ahí…
—Soy actriz, hice lo que tenía que hacer. —respondió Camila, con una expresión indiferente y burlona.
Bruno siguió incapaz de aceptar la realidad.
Yo estaba totalmente sin palabras.
Bruno por fin se había dado cuenta de que lo traicionaron y por fin empezaba a despertar.
—Ay…
Frente a su incredulidad, Camila incluso suspiró, como si estuviera cansada de su estupidez.
—De verdad eres más tonto que Carlos. Te dije que quería matarte, ¿