Camila lloró con amargura:
—Pero tienes que entender que todo lo que hice para complacerlo, para fingir obediencia frente a él, fue por nuestro futuro.
A Bruno le fue difícil responder:
—Entonces… desde el principio no tenías por qué estar con él. Él no tenía nada contra ti; podías haber estado conmigo desde el inicio y nos habríamos ahorrado tantas vueltas, ¿no?
—Ya basta, ¿ahora me estás culpando? Desde el principio sabías que yo quería vengarme. Quería hacer pagar a Mateo. Él y su madre destruyeron a mi familia. Si quería vengarme, tenía que acercarme a Carlos y usar a Aurora para completar mi plan. Tú lo sabías desde el inicio, ¿por qué me cuestionas ahora?
Yo blanqueé los ojos cuando escuché semejante discurso.
Esta mujer era increíble. Hasta las mentiras las decía con una seguridad descarada.
¿De verdad era por venganza? Por favor.
Eso siempre había sido para separar a Mateo de mí y quedárselo ella sola.
Camila habló entre sollozos:
—Bruno, has cambiado. Ya no eres ese hombre que