Camila escuchó lo que dije y, de inmediato, abrió los ojos de par en par y me gritó:
—Deja de decir esas cosas, ¿quién sabe si esta cruz no la compraste tú misma como excusa...
—¡Cállate!
Antes de que terminara de hablar, Javier de repente le gritó fuerte, dejándola sorprendida.
Javier la miró, serio:
—Aurora ya lo explicó, espero que dejes de difamarla.
—¡Javier!
Camila gritó, con los ojos rojos, llena de dolor y mucha frustración.
Sin embargo, Javier no la miró más.
Javier me tomó por los hombros y, arrepentido, me dijo:
—Aurora, esta vez fue mi culpa, me equivoqué cuando dudé de ti. No te enojes conmigo, ¿sí? Para mí tú eres lo más importante, nadie se compara contigo.
—¡Javier!
Camila apretó los dientes y le gritó otra vez, temblando de rabia.
—¿Ella es la persona más importante para ti? ¿Y yo qué soy? ¡Soy tu hermana!
La miré y, con una fingida sonrisa comprensiva, le dije a Javier:
—No digas eso, Camila es tu hermana. Las novias van y vienen, pero una hermana solo hay una...
Javi