Capítulo 107
Su mirada era tan intensa que sentía como si quisiera devorarme con los ojos.

Mi corazón empezó a latir con fuerza, retrocedí un poco y le dije:

—Tú… ve a bañarte mejor, y vamos a dormir... dormir.

Mateo se acercó con varios botones de la camisa ya abiertos, dejando ver su pecho ancho y marcado.

Tragué saliva y lo miré desde abajo.

Conozco bien esa mirada.

Cada vez que quería acercarse, me miraba igual.

Pero ahora no tenía ganas de nada.

Todavía me dolían las rodillas y las manos, y seguía molesta por la manera en que me había tratado.

No podía fingir que todo estaba bien.

Mientras mi cabeza era un lío, Mateo ya estaba encima de mí, apoyando sus brazos a los lados, atrapándome contra el respaldo de la cama, con esa mirada que me dejaba sin aire.

Estaba tan cerca que sentía su aliento caliente.

El corazón me latía con fuerza.

Lo empujé un poco por el pecho y le dije:

—No hagas esto, ya es muy tarde para estas cosas, además tengo sueño.

—Pero con esa pinta, me estás provocando, ¿qué se s
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