Mateo se echó hacia atrás en su silla con toda la calma del mundo, mirándome como esperando que yo reaccionara.
Bajé la mirada y me puse de pie, caminando despacio hacia donde estaban.
Me paré frente a Camila y le dije, directamente:
— Primero, Ryan no es mi pareja. Y segundo, la gente como yo, la gente normal, es así, sin lujos. Nunca vamos a estar al nivel de alguien tan... refinada como tú, Camila. Así que la próxima vez que me veas, mejor ni me saludes. No vaya a ser que se te pegue algo.
Camila cambió la cara al instante. Se le notaba la molestia, aunque intentó disimularla:
— Aurora, solo me sorprendió tu elección, no lo dije con mala intención. Igual seguimos siendo amigas, ¿no? Y además, seguimos teniendo ese vínculo con Mateo…
— ¿Qué vínculo?
Ya me estaba hartando. El mal trago de verlos otra vez y encima tener que aguantar provocaciones…
La miré directo a los ojos, sin titubear:
— Yo con tu Mateo no tengo ninguna relación. Así que...
No alcancé a terminar. Mateo se levantó de