Aquel suceso fue suficiente para crear su destino, ese destino al que se enfrentarían a pesar de tantas dificultades. Se hacía tan difícil poder expresar esas emociones que tenían su mundo hecho un desastre, porque cuando empezaron las caricias, los jugueteos, las conversaciones hasta tarde, sintieron miedo. No ese típico miedo que solemos sentir al ver alguna película de terror, sino ese miedo que es capaz de convertirte en alguien completamente vulnerable, y solo por amar a alguien más. Pensaban que ocultar sus sentimientos y hacer como si no existían ayudaría en algo, pero... ¿En verdad sería así? ¿En verdad Matt y Alexia podrán evitar que el amor surja entre ellos?
Leer másCapítulo 1
Permanezco manejando con precaución hacia mi departamento, conduzco tranquilamente por las calles tarareando las canciones que suenan en la radio, algo se atraviesa en mi punto de vista, trato de esquivarlo girando un poco el volante cuando siento un golpe seco y freno rápidamente. La desesperación llena completamente mi sistema y mis manos comienzan a temblar.
-M****a, m****a, m****a-susurro y salgo del carro apresurada para ver que acaba de suceder, mis sentidos están paralizados y mi respiración ha aumentado su velocidad por la incertidumbre de esta situación, me sorprendo y horrorizo a la vez al ver una persona tirada frente a mi auto-. Oh no, no no no - Me arrodillo a ver al chico y muevo un poco su hombro pero no responde-.
Lo maté, m****a, lo maté.
-Chico, despierta, no te mueras-.
No quiero pasar mi vida en una cárcel.
Sus ojos se abren a la vez que su ceño se frunce, me dedica una mirada tan helada que me levanto y retrocedo.
- Joder- se queja enfurruñado-¿Cómo demonios te dieron esa p**a licencia- se sienta con cuidado aún en el suelo y frota sus sienes-.
- Hey, en verdad lo siento- murmuro con culpabilidad agachándome nuevamente hasta su altura-.
Se levanta aún aturdido por el golpe, ayudándose con el capó del auto.
- Demonios, mi cabeza- me acerco con precaución y examino su rostro. No tiene ninguna herida pero estoy segura de que el golpe debió ser fuerte-.
- ¿Hay algo que pueda hacer por ti?- pregunté con voz baja mientras jugueteaba con mis dedos, su mirada me estaba intimidando demasiado-¿Deseas que te lleve al hospital?-.
- No- musitó con decisión-.
- Deben revisarte, además pueden darte algo para el dolor-.
- Ya te dije que no- bien, entendía que estaba molesto, pero no era razón para que fuera tan borde. Quería ser amable y enmendar mi error-.
Y a pesar de todo, seguía ahí parloteando, aún sabiendo que ya no había caso, debía irme.
- Bien- respondí de la misma forma y me alejé de él-. Te dejaré mi número por si necesitas cualquier cosa-.
Con prisa busqué un papel y un lápiz, y escribí mi número para luego tenderle la mano al chico, entregándole el papel.
Se separó del capó de mi vehículo y levantó su mirada hacia mí, sus ojos parecieron perder poco a poco la dureza que tenían, y de pronto pareció incluso amable.
- Tal vez si hay algo que puedas hacer por mí- musitó mientras limpiaba sus pantalones con las palmas de sus manos-.
Lo observé de sopetón y esperé por lo que diría.
- Acéptame un café.
No sabía si había escuchado mal o si en verdad él estaba pidiéndome eso. Si así fuera me parecía descabellado e incluso ilógico.
- ¿Qué?- pregunté después de unos segundos, con confusión. Cerciorándome de si había oído bien su invitación-.
- Lo que oíste.
Metió sus manos dentro de los bolsillos de sus pantalones, mientras miraba mi rostro con atención.
- Si no puedes hacer eso- prosiguió- entonces deja ya que me vaya-.
- ¡No!- solté, esperando que no se fuera- O sea, sí, acepto tu propuesta-.
Algo debía hacer por él, y aunque sonara loco que fuera a beber café con un desconocido, si es lo que quería, lo haría. No entendía la razón, pero aceptaría lo que estaba pidiendo.
- Bien- sonrió de lado y mi corazón se saltó un latido-.
No entendía que ocurría, ni porqué su cambio tan repentino de actitud.
- En verdad...- suspiré pasando las manos por mi rostro- siento que esto pasara. Créeme que jamás quise tirarte el auto encima-.
- No creo que seas de ese tipo de gente que anda matando así porque sí- se encogió de hombros restándole importancia al asunto-. No te preocupes, castaña. A veces las cosas se nos van de las manos-.
- Si pero... pude hacerte daño.
- Pero no lo hiciste, y ya no estoy molesto. Calla y ven a tomar un café conmigo-.
Sonreí aún algo aturdida y subí a mi auto, algo nerviosa, ¿Qué pasaba si me hacía algo malo?
- Sube- murmuré con la garganta apretada y presioné mis manos con fuerza sobre el volante-.
- No te haré nada- su fragancia masculina llenó el reducido espacio cuando cerró la puerta-.
- ¿Cómo puedo estar segura que no quieres una venganza?
- Tú no puedes estar segura, pero yo sí. No te haré nada, lo juro- sus ojos se encontraron con los míos y vi sinceridad-.
- Bien- con algo de duda comencé a conducir por las concurridas calles de la ciudad. Todo era tan amplio y complicado que fácilmente podrías perderte-.
Mis manos temblaban levemente y mi respiración estaba irregular.
- ¿Cuál es tu nombre?- preguntó de repente, mientras apoyaba su codo en el marco de la ventana y miraba las calles mientras avanzábamos-.
- Alexia- respondí sin más.
No entiendo por qué quiere saber mi nombre, no nos veremos más y es algo innecesario. - No suelo oírlo muy a menudo- comentó, sentí su mirada en mi perfil mientras yo iba concentrada en el camino-.
- Me lo han dicho- respondí algo borde, no quería entablar conversaciones con alguien que recién venía conociendo, soy algo desconfiada en todo tipo de situaciones-.
- Soy Matt- volteó su mirada nuevamente mientras lo miraba de reojo-.
- Un gusto.
En realidad, no lo era, ¿Qué modo de conocer a alguien era esta?
- Tú me guías, soy nuevo aquí- comentó mirando con atención cada una de las tiendas y locales-.
- Por aquí cerca hay una cafetería.
Luego de unos minutos estacioné fuera de "Love Coffee" cafetería famosa de la ciudad, y apagué el motor.
Entramos y nos sentamos en una elegante mesa con un bonito diseño.
- Bonito lugar- soltó mientras miraba detalladamente los adornos de la cafetería-.
- Si, es uno de los más famosos de aquí.
- Ya veo.
Nos quedamos en silencio, no teníamos de que hablar, así que tomé mi celular disimulando ver mensajes.
- ¿Qué van a pedir?- una voz femenina me hizo guardar el aparato y levantar la vista-.
- Un frappe de oreo y un pie de limón, por favor- respondí mientras ella anotaba el pedido en una pequeña libretita-.
- Lo mismo- comentó Matt con su mirada clavada en su celular-.
- Bien, en seguida les traigo su pedido-.
Mientras se marchaba divisé nuevamente al chico frente a mí y detallarlo con más atención; sus ojos color miel, cabello castaño, tatuaje pequeño en el cuello, labios carnosos y rosados, y mandíbula definida.
Sus ojos de pronto subieron a los míos, mirándome con diversión, mordió su labio, con malicia en su mirada y entrecerró sus ojos y una sonrisa torcida apareció en su rostro.
- ¿Se te perdió algo por aquí?- mordió el interior de su mejilla y se inclinó apoyando sus codos sobre la mesa-.
- ¿Eh? ¿Qué? ¡No!- musité con prisa, algo avergonzada- No sé de que hablas-.- Haré como que no te vi mirándome como boba durante un largo rato.
- Oh, y encima saliste egocéntrico.
- Solo digo lo que vi.
- Solo cállate- bebió de su frappe mientras me echaba miradas de reojo con sus ojos llenos de burla-.
Al terminar de comer y beber, pagamos y salí adelantándome a paso apresurado subiéndome a mi auto, al subirse él comencé a conducir nuevamente en una dirección que aún desconocía.
Mis labios se entreabren por sí solos, como si estos le pertenecieran a él y cedieran a cada uno de sus encantos. Me dejo llevar por el momento, mi corazón se acelera, mas mi consciencia me reprime, me reprocha.Esto está mal, me digo a mí misma, pero no puedo detenerme. Lo beso, él me besa hasta que nos quedamos sin respiración, hasta que las cosas comienzan a salirse de control. Detente, detente, detente, Alex.No quería, joder no quería parar, no podía. No lo detuve cuando me hizo recostarme sobre el sofá y comenzó a dejar pequeños besos en la quijada e inicio de mi cuello. Respiré con dificultad y pasé mis dedos entre sus suaves cabellos. Sus dientes mordisquearon mi labio inferior y solté un leve jadeo que lo hizo tensarse contra mí. Las piernas bien formadas de Matt se encontraban al costado de las mías, y allí estaba la tentación creciente de impulsarme y presionarme contra él. Sus grandes manos me acariciaron la cintura, con delicadeza subió un poco mi blusa y empezó a bes
18 Matt caminaba con las manos metidas en los bolsillos, lucía pensativo, pero también parecía estar enfadado. Podía verlo claramente en su ceño fruncido y en sus pasos cada vez más bruscos, a pesar de eso, me miraba una y otra vez, percatándose de que fuera a su lado. No quería decir nada, no quería invadir su momento de silencio. Tal vez estaba enfadado conmigo, no sabría por qué, pero no podía entender ni adivinar en qué estaría pensando. Seguía con los labios apretados, y sentir que estaba extraño, de alguna manera me hacía sentir pequeñita. Sentía como si caminara sola en medio de aquella calle oscura, y era extraño, porque siempre a su lado me sentía segura, acompañada, y verlo así de distante me hacía sentir cosas para nada agradables. Estaba acostumbrada a pasar mi tiempo sola, al conocer a Matt la cosa había cambiado, y tal vez, sólo tal vez, me había acostumbrado un poco a eso. Metí también las manos en los bolsillos cuando el frío comenzó a causarme dolor en los dedos.
Apenas tuve tiempo y oportunidad, me escabullí desde el living hacia el patio, en un acto rápido y desesperado. Las manos me temblaban al igual que todo el cuerpo, sentía que me desvanecería sobre el asfalto sin control alguno sobre mis extremidades.El aire chocó con fuerza sobre mi cara, despabilándome un poco. Todavía sentía mi pulso acelerado, mis manos sudorosas, el pecho subiendo y bajando con prisa. Mirar a mi alrededor hacía que quisiera enterrar la cabeza en el asfalto y no volver a mirar mi realidad nunca más, pues había parejas por aquí y por allá, acarameladitos, besándose, bailando y riendo, y cada una de esas acciones me recordaba lo que había pasado con Matt hace más o menos media hora atrás. No me arrepentía, claro que no, pero… haberlo besado había cambiado mi forma de pensar respecto a él, y a nuestra amistad. O l
Me quedé perdida en mis pensamientos por varios segundos, porque, sí sería así, si a Matt yo le llamaba la atención ¿por qué la idea no me desagradaba en absoluto?O sea, nos es que a mí me gustara Matt o algo por el estilo, es solo que…—¿Alex?—la voz del dueño de mis pensamientos me sacó de mis cavilaciones.Parpadeé por un segundo antes de mirarlo—¿Si?—Es tu turno—me informó, enarcando una ceja, divertido.—Oh—miré al chico que había girado la botella y le di una sonrisa tímida—, mejor paso.No quería preguntas ni retos incómodos por ahora.—Está bien—asintió sonriendo. Fruncí el ceño, algo desconcertada. Pensé que insistirían o que al menos me llamarían cobarde como lo tenía esp
15 Al despertar, todo mi cuerpo dolía, sentía mi costado dormido y mi cuello tenso. Abrí un ojo mientras me restregaba el otro. Apenas veía algo. Quité unos mechones de cabello de mi cara, y justo ahí me di cuenta de que no eran míos, sino que, de Matt, quien dormía abrazado a mi cintura y con una de sus piernas metidas entre las mías. Abrí los ojos como plato y me intenté separar, pero inconscientemente me apegó a él de nuevo, manteniéndome encarcelada entre sus brazos. Mi corazón estaba acelerado, me sentía como una niña pequeña en su primer beso. Ni que beso ni nada, que estoy pensando, nada de besos. Pero si hubo. ¿Beso? ¡Hubo beso! Me senté de golpe sin importarme despertar a Matt. No le pasó nada, ni siquiera se inmutó, ¿pero yo? Me caí de trasero al piso por no analizar mis movimientos. Bufé y me peiné el cabello con las manos. Intenté navegar entre mis recuerdos, un borros
Aquí estábamos con Matt, comiendo, riéndonos, viendo series, viendo películas o cantando y haciendo así una noche eterna.También hablamos con Noah y Jess por videollamada. Ella estaba bastante mejor, y eso me ponía alegre. Lo único que faltaba era que estuvieran juntos, pero yo no podía hacer nada ahí aparte de ser fan numero uno de lo que sea que ellos tuvieran.Jess avergonzada me pidió perdón por haber pensado mal de mí, aquel día en las gradas, cuando yo me encontraba hablando con Noah, creyó que éramos más que amigos, razón por la que se marchó corriendo sin importarle nada. Y la entendía, suficientes cosas ya pasaban en su vida como para ilusionarse con alguien que le haría daño.Ahora veíamos una película, yo por mi parte me sonaba la nariz cada dos por tres sin dejar de llorar. Tal vez er
Último capítulo