Narra Stefano .
Esa tarde me quedé muy preocupado por la salud de Mía. No era nada normal que una niña tan pequeña tuviera hemorragias muy grandes. Beatriz estaba muy nerviosa y temía por la salud de nuestro bebé, por eso decidí que lo mejor era ―luego de hidratarla bien― enviarla a casa. Después, cuando todo estuviera más tranquilo, comenzaría a hacerle todo tipo de estudios para saber que le pasaba a mi niñita.
Durante la tarde, Irina logró cancelar a los últimos pacientes del día, por lo que quedé libre una hora antes de mi turno normal.
Inmediatamente, me dirigí a mi auto para ir a casa de Beatriz, ya había hablado con Nessy y ella era quien se encargaría de cuidar a mi pequeño.
En cinco minutos, ya estaba en la puerta de su hogar. Una gran cantidad de recuerdos me invadían al acércame a ella. Necesitaba tenerla conmigo, cerca de mí. Ojalá las cosas entre nosotros hubieran diferentes, me encantaría poder ser yo quien la abrazara cada noche.
Toqué la puerta y ella no atendió. Volví