Aurora
El peso de los secretos es como llevar piedras en los bolsillos mientras intentas nadar. Cada día que pasaba, sentía que me hundía un poco más.
Observé a Gael dormido en mi cama, su rostro por fin relajado después de días de tensión constante. La luz del amanecer se filtraba por las cortinas, dibujando sombras suaves sobre sus cicatrices. Lo amaba tanto que dolía físicamente, como si mi corazón hubiera crecido demasiado para mi pecho.
Pero también sabía que el hombre que respiraba tranquilamente a mi lado era capaz de cosas terribles cuando se trataba de proteger lo suyo. De protegerme a mí.
Me levanté con cuidado de no despertarlo. Necesitaba pensar, y su presencia nublaba mi juicio. Me vestí en silencio y salí de la habitación, dejando una nota sobre la almohada: "Fui por café. Vuelvo pronto."
El aire fresco de la mañana me recibió como un bálsamo. Caminé sin rumbo fijo, repasando mentalmente la conversación que había tenido con Marcos el día anterior, cuando me interceptó a