CAPÍTULO 17: LA CAIDA SILENCIOSA.
El auto se detiene frente al edificio. Tyler gira hacia mí, me acaricia la mejilla con los dedos tibios. Llegamos huyendo de los paparazis, Tyler se bajó del auto encubierto y luego yo. Entramos al edificio, el ascensor subía lento, como si también supiera que allá arriba me esperaba el colapso. Tyler intentó tomarme de la mano. No se la solté, pero tampoco respondí. Solo apreté los labios. El mundo que lo rodea —el brillo, las fotos, los titulares, las miradas— se me pega a la piel como un vestido que no me queda. Me siento asfixiada.
—No quiero dejarte sola, Rapunzel —suspiré tratando de tranquilizarme.
—Tranquilo, Tyler. Ve, debes cumplir con tus ocupaciones. — Se acercó y me dió un casto beso, que logró tranquilizarme solo por segundos.
—Te prometo que vendré más tarde, ¿sí? Solo… necesito arreglar un par de cosas. —asentí sin sonreír, me costaba hacerlo, sentía el temblor escala por todo mi cuerpo hasta llegar a mi pecho. Y es como una marea tibia, que ya conozco demasiado bien