~Pov de Damien~
—¡Te amo! —le dije a Alisha, juntando nuestras frentes.
—¡Yo también te amo! —murmuró con una sonrisa, mientras nos despedíamos en la entrada de la mansión. Luego, abordé mi coche y me dirigí a los laboratorios, sintiendo una mezcla de amor y preocupación.
Habían sido semanas difíciles. Alisha había sufrido constantemente pesadillas, dolores de cabeza y vómitos a causa de la medicación que su psiquiatra le había recetado. Pero me sentía un poco más tranquilo, ya que ella se lo había tomado con calma. Esta vez no tenía prisa por volver al trabajo y había aceptado quedarse en la mansión, bajo el cuidado de mi madre y mi abuela.
Estuvo casi todo el mes con una muleta, pero se adaptó a ella con su habitual gracia, hasta el punto de que una noche decidió hacer un baile sensual con ella. Sonreí con solo recordarlo. Afortunadamente, ya se la habían quitado la semana pasada. Llegué a pensar que le pondría un nombre y se casaría con ella en vez de conmigo.
Además, sus