~Pov de Damien~
El proyectil me atravesó. No hubo tiempo para el dolor, solo para una sensación de quemazón intensa antes de que el mundo se volviera un caos de voces, de manos. El último pensamiento, la última imagen, fue la de la sangre tibia brotando de mi cuerpo y manchando las manos de la mujer que amo. Mi ángel. Mi Alisha.
Luché con todas mis fuerzas contra el cansancio que me invadía. La voz de Alisha, rogándome que resistiera, sus palabras de amor, eran lo único que me mantenía anclado a la realidad. Pero tan pronto como crucé la gran puerta blanca de la sala de urgencias y me llevaron a la sala de cirugías, mi corazón comenzó a fallar. Mi ser, pálido y transparente, se separó de mi cuerpo. Me vi flotando, estático, frente a mí mismo, inmovilizado por la anestesia, mientras las máquinas a mi alrededor pitaban sin cesar.
No sentí miedo, solo una extraña calma. Observé a los médicos abrindome, retirando mis entrañas, mientras mi cuerpo, traicionándome, empezó a convulsionar. E