~Pov del Narrador~
Mike sintió una punzada de angustia al verla sufrir. Brina se retorcía en su asiento, sus ojos semicerrados, mientras exhalaba aire caliente. El sudor perlaba su frente.
—¡Ayúdame! —exclamó con desesperación, aferrándose a la pierna de Mike con un apretón fuerte.
—Tranquila, señorita, ya casi llegamos —la tranquilizó él, tomando su mano.
Al llegar al estacionamiento del edificio, Mike bajó a toda prisa y se apresuró a ayudar a Brina a salir del auto. Intentó que se pusiera de pie, pero era imposible. Su cuerpo se desplomó contra él. Sin dudarlo, la levantó en sus brazos. Brina, sintiéndose completamente vulnerable, apoyó el rostro en la clavícula de Mike y lo abrazó del cuello.
—¡Por favor, ayúdame! —murmuró de nuevo, su voz un ruego.
Una sensación de estrés abrumó a Mike al llegar a la puerta del apartamento. ¿Cómo iba a entrar si Brina no estaba en condiciones de recordar su clave? Aún así, decidió preguntarle con cautela.
—Señorita Brina, ¿cuál es la clave