La Calma Después De La Conexión

El amanecer de Roma se filtraba a través de las cortinas pesadas del hotel, tiñendo la habitación con tonos dorados. Serena aún dormía, desnuda entre las sábanas revueltas, el cabello enredado sobre la almohada y una expresión serena, casi luminosa. Dante la observó en silencio unos segundos antes de apartarse lentamente.

No debía quedarse mucho más.

El evento era esa tarde. Y él, Dante Moretti, debía presentarse impecable, como siempre.

Sin embargo, al verla así, su cuerpo le recordó los últimos tres días… el roce de su piel, el sonido de su voz llamándolo por su nombre entre jadeos, el temblor de su cuerpo al descubrir por primera vez lo que era entregarse sin miedo. Sintió un estremecimiento recorrerle el abdomen y cerró los ojos con un suspiro resignad