Rarezas y Samaritanos
Serena regresaba del ala sur junto a Rafaele cuando se cruzó con Dante al entrar desde la terraza donde habían descansado. Él llevaba aún el saco de trabajo sobre el brazo y el nudo de la corbata apenas aflojado, como si acabara de volver de la ciudad. Su mirada, seria como siempre, se suavizó apenas al verla.
- Veo que mi padre ya te ha mostrado nuestras joyas más valiosas. - dijo Dante, con un gesto leve de cabeza, refiriéndose a los jóvenes becados.
Serena lo miró directamente.
- Son mucho más que joyas. Tienen algo que pocas veces he visto en mi entorno: pasión verdadera. - Hizo una breve pausa, la voz teñida de reflexión - Y sentido.
- No somos samaritanos, Serena. – aclaró Dante – Much