El recuerdo de la noche anterior.
James:
Además de las sonrisas ensayadas, los saludos forzados, las copas alzadas y las formalidades inevitables, algo me molestaba mucho más en ese evento.
Desde que desperté, un recuerdo insistía en perturbarme: el perfume de Sara.
Dulce, marcado… imposible de confundir.
El problema es que, cada vez que cierro los ojos, no es su rostro lo que veo.
Es el de Amélia.
Entre un saludo y otro, mis ojos, inevitablemente, se posan sobre ella.
Demasiado rápido, desvío la mirada —como si el simple hecho de mirarla fuera un error.
—Vamos a hablar con la pareja Sinclair. —susurra Odete, pasando la mano por la curva de mi brazo.
—Voy a entregar a Claire a Amélia. —respondo, buscándola con la mirada… pero ya no está allí.
Recorro el salón con los ojos hasta encontrarla, caminando hacia la salida.
—Espera un instante. —digo, apartándome de Odete.
Algo anda mal.
Los pasos de Amélia son inestables, como si los tacones la traicionaran.
La llamé varias veces, pero parecía no escucharme.