Un playboy que lo tiene todo, ¿que mas podía pedir? próximo heredero de los negocios de su padre. Jean Pierre Dubois, un francés atractivo, mujeriego, arrogante y repugnante... pero sobre todo rebelde ante los mandatos de su padre. Quien desea controlar su vida a toda costa. Incluyendo la imposición de un matrimonio que no desea. Pero este joven imprudente, resulta ser un tiburón para los negocios, pero eso no lo salva de las constantes amenazas de su padre (si no te casas, no heredad nada) odiaba la idea de un matrimonio arreglado. Hasta que una noche después de una fuerte discusión con el viejo Jean conoce a una hermosa y deslumbrante chica. Zoe Bonnes, mejor conocida como Kira... esta chica resulto ser una stripper por quien Jean comenzaba a perder la cabeza y algo mas... ya que queda deslumbrado por su genuina belleza. El amor llega de formas inesperadas... a veces no todo lo que vez a primera vista es lo correcto. Jean aprenderá una gran lección después de conocer mejor a esta stripper.
Leer más—Llevamos caminando por horas, ¿Acaso no estás ni un poco cansada?
Una morena muy menuda de ojos medio achinados y cabello lacio se quejaba al lado de su amiga.
—Claro que estoy cansada tonta, pero debemos encontrar empleo si no quieres vivir en la calle.
—¡Zoé! Llevamos horas buscando, y todos nos dicen que no por no saber hablar francés.
—Entonces debemos buscar otro tipo de empleo, quizás porque buscamos solo en cafeterías no nos dan trabajo.
—¡Por todos los cielos! Nadie querrá contratar a dos americanas. Resígnate.
—Maya, por favor… no seas pesimista.
Zoé y su mejor amiga de la infancia recorrían a diario toda Francia desde que llegaron, en busca de trabajo. Pero la mala fortuna las seguía, ya que en cada sitio que llegaban las rechazaban. Hablar francés era un requisito indispensable.
Y como ellas eran americanas, les estaba costando mucho quedarse con algún empleo. A estas chicas les urgía ganar dinero, ya que la renta no se pagaba sola.
— Zoé, podemos parar aunque sea por un momento.
—¡No, Maya! Sigamos. Mira, allá hay una cafetería. Probemos.
—¡Por los dioses! Eres insufrible.
—La renta no se paga sola amiga. Tenemos encima a ese molesto casero, como si no consigamos pagar el mes que viene con puntualidad. Te prometo que dormiremos en la calle.
—¡No me lo recuerdes!
La morena reanuda el paso siguiendo a su amiga hasta una cafetería muy bonita. Las chicas entran entusiasmadas al local, pero minutos más tarde salen con la cabeza hacia abajo.
—¡Lo sabía! Esta es la sexta cafetería en el día. ¿Cuántas veces quieres ser rechazada?
—Las que sean necesarias hasta que alguien nos de empleo. O al menos a una de las dos.
Zoé, estaba muy preocupada. Lo que menos quería era tener que dormir en la calle. Además, se sentía tan culpable por haber arrastrado a su mejor amiga aquella locura. La chica estaba pasando trabajo. Y no es que estuviera viviendo como reina en Estados Unidos. Pero al menos tenía un empleo estable… ya habían pasado dos meses desde que llegaron a Francia y nada de trabajo.
Su mejor amiga había perdido todo, por su culpa…
—Envidio tu estatura, eres alta y yo enana… tus pasos son más largos.
—No te quejes. Se ríe Zoé enganchando su brazo del cuello de la joven. —¡Ya verás que encontraremos un empleo bueno!
—Eso espero, porque muero del hambre. Y esto de comer una vez al día me mata.
Una hora después, y luego de un par de rechazos más por la misma razón… Zoé Bonnes empezaba a perder la esperanza. Al salir de la cafetería echo andar, su amiga la seguía detrás. Y sabía que ya estaba cabreada.
—¡Vamos Maya! Voltea para verla porque se retrasaba tanto.
La joven la mira, ésta se había detenido en un gran mural lleno de hojas de todos los colores.
—Acércate. Le pide la morena. Y ésta así lo hace.
—¿Qué pasa?
—¡Mira! Señala con el dedo.
Zoé pilla un papel color cereza pegado en la pared. El mensaje era claro y directo.
"Se busca chicas para trabajar como bailarina en bar nocturno"
Ella parpadea un par de veces, y luego es que observa a su amiga pensando si es que se habían vuelto loca. O la falta de alimento le estaba haciendo mal.
—¡¿Te has vuelto loca?!
—No, ¿Y tú? La mira con burla.
—Obvio que no. Pero, ¿Qué es esto? Señala el papel.
—Pues trabajo…
—¿En un bar? Y nocturno… Maya, no somos prostitutas.
—Eso ya lo sé… la morena voltea los ojos. —Pero quizás no les importe que no sepamos hablar francés. Solo necesitan que bailemos, es todo.
—¿Desnudas? Inquiere con sarcasmo.
—¡Semi! Esta levanta un dedo. —Es un local nuevo, apenas se van a estrenar. Qué mal puede hacer ir a preguntar.
—No pienso bailar desnuda, estás demente.
Zoé se cruza de brazos mirando a su amiga con el ceño fruncido. Estaba desesperada por conseguir dinero, pero tampoco era para meterse a prostituta.
—No seremos prostitutas Zoé, si eso es lo que nos ofrecen lo rechazamos y ya. Vamos a preguntar al menos.
—Mejor busquemos otra cosa, de verdad que no quiero hacer eso. ¡He mira! Allí buscan personal para lavar platos, eso nos puede servir.
—¡Bien! Responde resignada su amiga. —Iremos allí, pero si no nos aceptan pasaremos a este club. ¿Vale?
—Está bien, pero no te prometo nada.
Las chicas al salir de aquel restaurante tan elegante, y del cual las habían tratado de la patada. Desde luego habían sido rechazadas para el puesto.
Maya solo observo a su amiga con una ceja alzada y los brazos cruzados. Zoé sabía que tenían un trato, a veces su amiga era un poco impulsiva. Siempre la terminaba arrastrando a lugares que no quería ir.
Zoé suspiro con pesadez… solo asintió y siguió a la morena.
[...]
Un mes después…
—¡Hermano!
La voz de Adrien Dubois llamó la atención de Jean Dubois… el chico rubio de ojos azules entraba en el despacho que pertenecía a su hermano mayor. J.D, le pillo esa sonrisa en los labios, característico de que había tenido una buena noche.
—¿Qué pasa? Responde Jean de mal humor.
—¡Oh! ¿Y esa cara?
—Estoy muy ocupado Adrien, si no has venido a por el pedido que te encargué entonces márchate.
—¡No! No he venido a por eso… anoche, ¿Dónde te metiste? La pelirroja que nos acompañaba se quedó esperándote.
—Encontré una mejor con la que follar. Hace una sonrisa medio oculta.
Su hermano se sienta en la silla ante él negando… los hermanos Dubois, eran los hombres más sexys, famosos, millonarios y Playboy de toda Francia. Por sus manos habían pasado cientos de mujeres, testigos de su poderosa masculinidad.
—Tuve que llevarme a la cama a esa chica, a la otra no le agrado.
—¡Qué sacrificio tuviste que hacer! Le dice con sarcasmos.
—Asi es… este sonríe.
—Adrien… estoy ocupado, mejor vete.
—Si, si… ya me voy. Te veo esta noche en casa. ¡Cena! Ya sabes.
Jean soltó el bolígrafo mientras se recostaba de la silla… esas cenas eran tan pesadas. Compartir una noche a la semana con su padre era un calvario. El viejo era un dolor de cabeza, sobre todo porque siempre quería estar controlando su vida.
A veces detestaba la idea de ser el hijo mayor...
Adrien conducía el coche como loco descarriado por las calles de Francia. Y como no hacerlo su esposa iba en la parte trasera de su camioneta en compañía de su amiga sufriendo más que nunca. La morena no paraba de gritar por el intenso dolor que sentía en su vientre bajo. Aproximadamente una hora la chica había roto fuente y los dolores de parto la estaban volviendo loca. Adrien no se imaginaba el terrible dolor que estaba sintiendo, pero los incesantes gritos y jadeos sabía que estaba sufriendo. Además, la llegada de su primer bebe lo había tomado por sorpresa. No lo esperaban sino hasta la semana siguiente, pero de la nada Maya rompió fuente y todos se vieron obligados a salir corriendo de la casa. —Más de prisa amor, ¡por dios! Le exigía su esposa entre jadeo y pujes. —Eso hago, no puedo excederme van ustedes en el coche, joder. Resiste un poco amor. —¡Ahhhhhh! Grita. —¿Cuánto más falta
Maya noto que su novio estaba un poco extraño esa noche al regresar al apartamento. No comprendía que le estaba pasando, hasta donde pudo ver la cena había salido muy bien. El viejo Dubois se la llevaba mejor con ella y Zoé… Estaba un poco insegura si preguntarle si todo iba bien, o si le estaba pasando algo. Así que opto por guardar silencio. Se despidieron de sus amigos, y siguieron hasta su casa. Pero una vez estando dentro de su hogar el rubio parecía un poco nervioso.Ella estaba sintiendo miedo, porque siempre sospecho que en algún momento Adrien se cansaría de ella y terminaría con la relación. Podría hacerlo, ella había sido una stripper. La conoció en un bar, y bueno el hecho de que su amiga le fuera bien en su relación no significaba que a elle también le fuera bien.Y era por eso que debía resolver ese
Jean en compañía de su esposa e hijos abandonaban el apartamento donde vivían, esa noche tenían una cena con el viejo Antonie la primera desde que la pareja se había casado… después de la visita del magnate, la pareja no había tenido tiempo de ir a visitar al abuelo ya que los gemelos ocupaban todo su tiempo. Más que ahora Jean llevaba las riendas de sus propios negocios, casi que no tenía tiempo para reunirse con su padre.A duras penas tenía tiempo para su esposa e hijos… pero las incesantes llamadas del viejo lo obligo a sacar un espacio de su tiempo para ir a verlo, con el fin de que conociera a sus nietos e interactuara más con su esposa.—Vamos amor, ya es muy tarde. Le dice el rubio cargando a Soren en sus brazos. —¡Ya voy querido! Dice la castaña saliendo con Aarón en sus brazos. –Ya estoy lista.
Maya no dijo nada cuando ve al rubio irse con la enfermera. Pero cuando se ven solos, se da la vuelta para lanzarse en los brazos del rubio quien la recibe gustosa.—¡Te extrañe! No debiste irte Maya. No sabes todo lo que te busque.—Lo siento. Tenía que hacerlo, no podía dejar a mi amiga sola con todo esto.—Pero debiste buscarme, mira que pasar todos estos meses ustedes solas en ese apartamento tan demacrado.La pareja seguía abrazada mientras hablaban… muchas veces la morena quiso contactar a Adrien pero por fidelidad a su amiga no lo hizo, y eso que algunos meses se vieron muy graves. Pero al final de todo siempre salían a flote. Pero internamente agradecía que ellos las hubieran encontrado.—Quise buscarte, pero me dio miedo. Tu padre es muy cruel, y nos dijo cosas muy feas. Nosotras solo quisimos que no los deshereda
La chica abrió los ojos cuando sintió que su amiga la zarandeaba. Esta se estrujo los ojos hasta lograr medio sentarse en la cama. Había tenido una horrible pesadilla y agradeció a su amiga que la despertara de ella.A esas alturas seguramente el francés ya debía de estar más que casado con esa mujer. No dudo para nada que hubiera firmado esos documentos sin chistar. Total ellos dos solo estaban casados por un contrato.—¿Qué paso?—Tenías una pesadilla o algo así, dormías inquieta.—Sí, realmente era una pesadilla. Confirma la castaña. – ¿Estas llegando?—Si. El día estuvo de locos.La morena se sienta en el borde la cama quitándose los zapatos… parecía agotada, y quién no. Con dos empleos, la pobre Maya tenía
—Por favor, no me vengas con lágrimas. He visto mucho de todo en lo largo de mis años. Y tu llanto no me ablandara. —Es tan cruel con su propio hijo, es un hombre horrible.—Hago lo que sea por mis hijos, solo lo mejor para ellos. ¿Ahora qué piensas hacer?Zoe se acercó a la mesa, tomo el bolígrafo y firmo los malditos papeles… la lagrimas salían por si solas. No las podía detener. Al terminar se puso en pie y el viejo la imito. Cogió loa documentos pero dejo el fajo de dinero.—Que lo aproveches, seguro que mi hijo te prometió más. Pero ya que las cosas surgieron así debes conformarte con eso. ¡Ah! y tu morena, este mismo consejo va para ti también, aléjate de mi hijo. Yo jamás permitiré una unión entre ustedes dos.El viejo se fue, dejand
Último capítulo