Punto de vista de Josefina
—¡Todos los guerreros al prado! ¡AHORA! —ordenó papá a través del enlace de la manada, su aura era espesa y pesada.
Me moví, dando un paso más cerca del lugar del incidente, hacia mi familia, hacia Lobo, quien me necesitaba. Ojalá fueran uno o dos hombres lobo errantes que hubieran penetrado las fronteras en un acto desesperado de ayuda, pero algo muy dentro de mí me decía que no. Nunca había visto a mis padres reaccionar así.
Di otro paso, solo para que unos brazos me jalaran hacia atrás y me levantaran en el aire, para que el aire se me escapara de los pulmones.
Él me empujó hacia la puerta principal, mis manos se aferraron al marco de la puerta para evitar que me empujara adentro y me encerrara. Como si eso me fuese a detener.
Rompería una ventana.
No solo mi familia me necesitaba, sino que mi Alfa había dado una orden de manada para que todos los guerreros disponibles se dirigieran a la frontera cerca de los prados. Mis prados.
—¡Entra y escóndete! —su fu