—¿De verdad? —Ella chasqueó la lengua mientras revisaba la rodilla de Jorge, solo para que Clío, gritando a un volumen muy alto, corriera al pasillo y se lanzara contra mi hijo del medio.
Clío era la hija de Orfeo y Rosa, y como solía estar aquí, trataba esta casa como si fuera suya. Los trillizos adoraban tenerla aquí, solo tenía 4 años y disfrutaba de la atención que le daban.
—Mamá, papá quiere que te cases con él... —dijo Josi mientras caminaba pasando, sosteniendo la mano de Clío.
Esto había salido completamente mal. No era exactamente la pregunta adorable que habíamos planeado, y ya estaba yendo peor que el año anterior.
El año pasado les había comprado a los niños camisetas iguales... que decían Mamá, ¿cásate con nosotros?... Nunca más vi esas camisetas.
—Hay un dicho, Josi, cariño: si no está roto, no lo arregles. —Carla intentó seguir a su hija hacia la cocina, pero no la dejé. Agarré su cadera, acercándola a mí... dejando que mis sentidos inhalaran completamente su aroma embr