La joven princesa Namar bajó con ímpetu de su caballo, al llegar a la entrada de la manada Luna Cristal. Los guardias le impidieron el paso, sin comprender lo que ocurría. La joven loba no menguó su vigor al hablar frente a ellos: nada ni nadie le impediría el paso.
- No fue hace mucho tiempo en el que ustedes me llamaban su Luna, ¡Y ahora me impedís el paso?
- Lo siento, Lu… Princesa. Es nuestro deber anunciar su llegada, no es nuestra intención ser irreverentes.
- Entonces ¡Háganlo ya! - ordenó la joven loba, entrando en cólera.
- Nuestro Alfa… - empezó uno, sin embargo fue interrumpido por la jóven loba.
- No deseo hablar con Caleb. Anuncia a tu Luna Madre, que exijo hablar con ella.
Ambos lobos se miraron con indecisión: Aquella visita no sería del agrado de la anciana loba Beste y eso era algo que los guardias sabían muy bien. Fue el motivo por el que, en lugar de un aullido, decidieron conectar mentalmente a Beta Emir. Cuando el joven Beta escuchó la noticia, algo en él se cong