Capítulo 35

Namar y Kerim entrenaron durante al menos una hora. El joven lobo estaba impresionado al darse cuenta de la habilidad de aquella joven loba; sin embargo, para Namar, era el único modo de poder sacar toda su rabia e impotencia, al no tener la posibilidad de correr y gritar.

El rostro de Caleb no se borraba de su mente ¿Cómo estaría él? Su corazón no se atrevía a contar los días que faltaban para el equinoccio de primavera; fecha en la que, irremediablemente, verían sus vidas separadas. Para ese momento, Caleb ya había leído las palabras de Alfa Drago, en las que confesaba la posibilidad de que Namar fuese su hermana. Revelación que fue muy mal recibida por parte del joven Alfa, e hizo retumbar los muros de su castillo.

“Alfa Caleb

Quisiera, en primer lugar, agradecer su hospitalidad, al mantener retenida y esclavizada a mi amada hija. No puedo ya enumerar el millar de favores que ha hecho vuestra manada a la mía, durante el período de mi reinado; creo que jamás me hartaré de sus afabl
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