Liuggi esperaba ansioso la respuesta de Lisbani, pero al parecer ella estaba demasiado impactada por la proposición y cuando habló no fue para responderle las palabras por él esperadas.
—¿De dónde sacaste eso? —preguntó ella, mirando la cajita como si se tratara de algún insecto venenoso.
—La hice aparecer porque soy un mago —dijo sonriente—. Lo compré en Florencia, fui a la joyería y lo encargué al día siguiente de llegar allí, te lo iba a entregar cuando llegué a villa Verona, no obstante, todo se echó a perder cuando te encontré con la tortuga ninja.
Lisbani se quedó viéndolo y comenzó a reírse a carcajadas.
—De verdad te pasas Lombardi, me imagino lo dices porque su segundo nombre es Donatello. Definitivamente hombre ¿Cuándo vas a empezar a madurar? —simuló reprocharlo.
Él la miró pensativo y le respondió con seriedad.
—¡Nunca! Porque si