DAMIÁN
Fue extraño poder pasar un rato con ella sin pelear, sin andar, discutiendo o cuestionando cada paso que el otro daba. La veo entrar a la cocina y mover unas cosas, así como luego la veo poner una olla sobre el fogón de la cocina, sacar algo del congelador, no sé qué está haciendo, pero se mueve como bailarina, tiene pasos ligeros, meneo la cabeza ante la idea de los recuerdos de aquella noche donde sus movimientos me envolvieron de una manera que no podía creer, jamás he estado con una mujer de la manera que estuve con ella.
—Eso está muy alto, todo en esta casa es de tu tamaño —no pude evitar y acercarme por su espalda, era como si su voz me hubiera atraído, la pegué bastante y le susurré.
—Es que yo de por sí soy grande ¿No recuerdas? — Mi aliento termino cayendo sobre su cuello, mientras mi olor llegaba a ella, lo sé porque la estoy viendo como lo aspira y casi suspira, mientras saco el tazón que ella no podía alcanzar, cuando lo puse delante de ella, esta volvió a abrir lo