DAMIÁN
Cuando abrí los ojos, poco a poco fui tomando noción de donde estaba, DOS EMBRIONES fue lo que dijo, ahora lo recuerdo y un fuerte dolor de cabeza me invade.
—Al fin despiertas, no pensé que fueras tan cobarde, pero debería no sorprenderme si tú eres un.
—Es que tú no entenderías Nathalie, no entiendes — Trato de decirle, mientras respiro profundo para que este dolor constante cese y retomar la calma.
—Explícame entonces, porque juro que me morí de vergüenza cuando caíste al suelo como un saco de papas delante del doctor — Como se atreve a compararme con un saco de papas.
—Soñé con que iban a ser niño y niña antes de enterarme de que eran dos y se parecían mucho a mí y a mi madre, por eso me desmayé. ¿Contenta? Ahora búrlate de mi anda, tienes todo mi permiso.
Digo eso último para no quedar en ridículo, pero también de alguna manera necesitaba quitarme esto de dentro. Es que no lo entiendo, como es que pude soñar con ellos y saber de antemano que eran dos. Ni siquiera a Gonzále