Capítulo 54. Parte 3
Diego:
Antonella me abraza con intensidad, y le devuelvo el gesto no solo porque la amo, sino porque estoy agradecido con ella, con Dios y con la valiosa oportunidad que me ha dado al ponerla en mi camino. Permanecemos en el auto, esperando a que se calme; cuando por fin lo hace, bajamos y entramos al edificio.
—Buenos días —saludo a la asistente de mi abogada—. Soy Diego De Luca, tengo una cita con la señorita Bacconi.
—Señor De Luca, buenos días. La abogada lo está esperando, pase, por favor.
—Gracias —digo, tomando a Antonella de la mano para entrar juntos a la oficina.
—¿Mmm? —murmura Antonella, un tanto sorprendida.
—¿Qué sucede, amor?
—¿Por qué no me dijiste que la abogada era una viejita? —pregunta en voz baja, sin que Angela Bacconi la escuche.
—No lo creí necesario... ¿Por qué?
—Por nada.
—¡Diego, tanto tiempo! —Angela se acerca y me saluda con efusividad, para luego posar su mirada en Antonella y en nuestras manos entrelazadas. Conoce perfectamente a Ambra, estuvo en nuestro