Capítulo 34. Parte 1
Antonella:
Me quedo ordenando algunos materiales de los niños mientras espero que Diego pase por mí. Mi cabeza empieza a funcionar de manera errática; el corazón me late más rápido de lo normal, las manos me sudan y me vuelvo más torpe. Me digo para mis adentros que soy valiente, y en el fondo lo soy; de lo contrario jamás habría dejado a Bruno, aunque en estos momentos no puedo dejar de pensar que me hará daño y volveré a su lado para que este miedo se me pase… lo que es totalmente absurdo.
«¿Tan profunda es la huella que puede dejar un abusador?»
Para tranquilizar mi mente empiezo a tararear una canción que me distraiga de los horribles pensamientos que me aquejan, pero unas manos en mis ojos no me ayudan en absoluto. Trago saliva y pienso con la cabeza fría; aunque es difícil, intuyo que Bruno no me hubiera tapado la vista, al contrario: me habría zamarreado y arrastrado a casa para darme “mi merecido” allí. Me atrevo a subir mis manos temblorosas lentamente hasta que siento unas m