Capítulo 24. Parte 3
Diego:
La mirada perdida de Antonella me provoca querer abrazarla y decirle a Ambra, delante de todos, que no la amo, que a quien amo es a Antonella, porque en un par de meses me ha dado más felicidad que ella en años, pero no expreso nada, pues Marcus es mi prioridad.
—Buenas tardes, señora De Luca —saluda Cinnia, situándose al lado de Antonella para darle la contención que necesita.
—Vayan ustedes —les sugiero, queriendo apoyar indirectamente a la mujer que amo—, y pásenla genial, ¿de acuerdo? —le digo a Marcus.
—De acuerdo, papá —responde con obediencia Marcus.
—¡No! —exclama Ambra, un tanto alterada—. No podemos ir solo los dos, porque tenemos que ir en familia... ¿No lo crees, mi amor? —pregunta delante de todos, con el solo propósito de que yo acepte, aunque no deseo verle ni la sombra.
—Lo siento, debo trabajar —me excuso. Tengo muchos pacientes por atender.
—Sé que tus pacientes de la tarde están citadas a las cinco, alcanzamos de sobra a estar juntos los tres... —dice con una