¿Cuántas oportunidades puede darte la vida para ser feliz? Caleb, un empresario de renombre, recientemente separado y en puertas de encontrar a su hija, conoce a una mujer que le devuelve la inspiración, lo hace soñar despierto y dibujar sobre diamantes. Se embarca en una relación que va día a día; pero una noche, en una cena con su hija, ella le presenta a esa familia que se elige. Aquella bella mujer que se ha vuelto su musa es parte de este grupo, su mundo y sus pretensiones hacia ella se vienen abajo. Samantha, una mujer de carácter y un tintineo especial, que disfruta de su actual vida, viendo más allá de las apariencias y etiquetas, da una escalada en la realidad cuando se enamora del padre de su mejor amiga. Fantasmas del pasado, personas oportunistas y un golpe de madurez, serán algunas de las cosas con las que tendrán que lidiar. Ambos se enfrentarán a la cruel verdad: y es que la vida tiene formas perversas de recordarnos que no podemos tenerlo todo.
Leer másCaleb RomanoLlevábamos unas 6 horas de viaje y aún nos faltaban otras 6, mi morena iba durmiendo frente a mí, mientras yo revisaba algunos documentos, el viaje no fue una sorpresa para mí, incluso me había puesto la meta de traerla, pero no pensé que se me haría tan fácil.Por más que pregunto a donde íbamos no le había contado, pero ella sabía que tenía una exposición en Atenas, me quedé viéndola y era simplemente perfecta, saqué mi croquera del maletín que George me había entregado, comencé a dibujar, era impresionante como junto a Sam mis creaciones cobraban vida, mi mente se inquietaba por tomar un lápiz y comenzar a crear piezas nuevas.Pronto la azafata se me acerca, pregunto si queríamos cenar, por supuesto dije que sí, ped&i
Samantha EvansEra domingo y por fin tendría un día libre, navidad y año nuevo ya había pasado, de hecho, las cosas estaban algo raras, bueno no tan raro, alguien del pasado de mi amiga había aparecido, en ese mismo momento hablábamos de lo ocurrido.Yo ya sabía la historia, lo único que me quedaba era apoyarla, ese día nos quedamos en casa, incluso Seba se había hecho cargo de alimentarnos, suspiraba sintiéndome una bolita sobre la cama de mi amiga, allí estábamos los cuatro en silencio mientras los niños dormían, hablando de lo que teníamos planeado para la semana.En mi caso me tocaban vacaciones, una semanita solo para mí, pero ¿Qué haría?, ni siquiera tenía planes, Víctor me molestaba, de un tiempo hasta ahora él se ha soltado m
Caleb RomanoLos días pasan sin poder hacer mucho, mi mente se concentra en las contestaciones que puede darme mi hija, solo he logrado algunos agradecimientos de ella y una sola llamada, en donde ninguno de los dos sabía que decir, terminé invitándole a comer y ella pasó olímpicamente de mí, ¿Qué más podría hacer?Según Eros es mejor darle su espacio, en algún minuto ella será quien quiera preguntar como estoy, si como no, con lo orgullosa que es, es entonces cuando recuerdo el consejo de mi morena, se supone que el dichoso día sería… buscar un calendario para saber en qué fechas estamos y me sorprendo al darme cuenta de que el dichoso día es mañana, enseguida tomo mi móvil y marcó a Sam.– Hola, italiano – contesta divertida l
Samantha EvansEscucho ruido en el primer piso, salgo de mi habitación y veo como todos ayudan a calmar a Mala, respiro profundo, sé muy bien lo que sucedió, ayudo con los niños y luego que ya todos están un poco más tranquilos me siento junto a Seba a conversar, él me cuenta que las cosas se complicaron, también habla del padre de nuestra amiga, si supiera que yo ya sabía lo que pasaría, espero que luego no me crucifiquen.El timbre suena y respondo yo, me hago cargo de recibir el ramo de flores que han mandado para mi amiga y de pedirle al doctor que se retire, las aguas aún no se calman por completo y creo que las atenciones de Caleb, alias el italiano, no están sirviendo mucho.No alcanzo a
Caleb RomanoLuego de conocer a Samantha mi estadía en NY se hizo más agradable, continuamente estábamos juntos, disfrutaba a mil nuestros momentos juntos, incluso se había dado la tarea de ayudarme a buscar un departamento en el cual pudiera vivir, el hotel era un lugar muy público para nosotros.Eran las 5 de la mañana y esperé a que ella llegara de su trabajo, ya me había acostumbrado a que de pronto llegara y se acostara conmigo, incluso siempre despertaba esperando a que llegara y apegara su cuerpo al mío, extrañaba las veces que no lo hacía, escuché de pronto la puerta, ella tarareaba una canción, no supe descifrar cuál, sentí cuando dejo su bolso y tiro las llaves encima de la mesa, no había muchos muebles, pero tratábamos de hacerlo acogedor.Subía rápi
Samantha EvansSentí como su boca lengua recorría a diestra y siniestra mi piel, como mi cuerpo en automático respondía a sus estímulos, como mi centro sin siquiera rozarlo estaba húmedo esperando por su atención, me recosté sobre el escritorio sintiendo como sus manos se hacían cargo de mi cuerpo, sinceramente no supe en qué momento quitó mi pantalón.Su respiración en mi entrepierna me causó placer al instante, sus caricias en mi centro sobre mi braga me llenaron de deseo y por si fuera poco la risita que soltó al sentirme húmeda me hizo sentir llena de lujuria, algo que no había sentido hace un tiempo.Despacio comenzó a hacer un lado mi braga, pronto sentí sus dedos entre mis pliegues y luego su lengua en mi entrada, solté un gemido que se escuch&oac
Caleb RomanoDesperté, aun sintiéndome somnoliento decidí levantarme, observé la gran habitación y sonreí al verla acostada sobre la cama, aunque recién la había conocido me volvió loco todo de ella, esa mente tan abierta, su tema de conversación principal no es ni la moda ni el dinero, es apasionada y eso se puede ver por encima.Lamentablemente yo no sabía que causaba en ella, nos quedamos hablando durante gran parte de la madrugada, pero contrario a lo que en algún momento pensé, no había sucedido nada, y eso me resultaba contraproducente, suspiro y camino al cuarto de baño, me meto bajo la regadera y comienzo a pensar que haremos durante el día, nuestro compromiso fue pasar el día relajándonos.Conecto mi móvil una vez ya estoy listo, Bruno me saluda somnol
Samantha EvansTerminé de cerrar el bar, me despedí de mi personal y subí a la oficina en ese lugar, me esperaba Víctor, debíamos cuadrar algunas cosas, ver que nos faltaba y dejar todo listo para el día que venía, él se encargaría de los proveedores, ya que yo estaría un tanto ocupada.– Llegó esto para ti – Víctor me pasó un sobre que pude reconocer en unos minutos, el sello era del bufete de mi padre, suspiré pesadamente - ¿está todo bien? – Me deje caer en la silla y lo mire fijamente.– ¿Podrías hacerte cargo del local mañana? – Pregunté colocando mis dedos en el puente de mi nariz, un fuerte dolor de cabeza me azotó repentinamente.– Si no te preocupes – su voz sonaba segura,
Caleb RomanoCaminaba de un lado a otro, aún no había recibido noticias de Eros, después de pensarlo mucho había decidido hablar de frente con mi hija, se me inflaba el pecho mientras leía su expediente, inteligente trabajadora, duela de su propia empresa, suspire al ver algunas fotografías de ella, siempre caminando a pesar de que tenía carro.La puerta de mi despacho se entreabrió, me di cuenta de que no se trataba de mi hermano, sino que de una de las asistentes que había contratado, le pido que se acerque, no sé qué les pasa, pero se comportan de una forma extraña, me entrega unas carpetas y me informa que el abogado Reed me espera, pido que lo haga pasar y que traiga café, la tarde ya había avanzado y lo único que quería era irme al hotel en donde me estaba quedando.– A