No comprendía la razón por la cual estaban juntos. Y mi curiosidad iba en aumento. ¿Por qué él se encontraba con Raúl?
—Estoy con todos ellos de hecho, no precisamente con Cebolla… Anoche nos emborrachamos.
—No quiero saber nada y ni se te ocurra darle mi número de teléfono, ¡Flaco te lo prohíbo!
—Vero… Mejor te llamo cuando esté en mi casa, ¿te parece? —quería volver a escucharlo por más que dije que no.
—Bien.
Cerré. Mi corazón quedó acelerado, mi hermano entró a mi cuarto y le tiré la almohada.
» ¡Qué vicio el tuyo no tocar antes!
—Ya te he visto desnuda, desde chiquita o quién crees que te cambiaba los pañales embarrados de popo.
—¡Idiota!
Me lanzó la almohada y me eché a reír. La mejor terapia del mundo en situaciones de tristeza, depresión o confusión era estar con tu familia o personas que te trataban como si nada malo estuviera pasando en tu vida.
Saben por lo que estás pasando y te han demostrado su apoyo, se quedan a tu lado, no te restriegan tu dolor, te acompañan el tiempo