Capítulo 70 - ¡Oye Verónica!

Seguía escribiéndome con Raúl, pero debía poner un alto, solo se lo digo a mi mente, apenas pueda llenaré de preguntas.

«Él no toma, ¿pasó algo?»

Esto era una estupidez, no podía evitarlo, guardé el celular y entré a la casa. En la sala esperaba mi padre, ya había dejado en el cuarto a Santiago, le di las buenas noches.

—Ya puedes acostarte papá, regresamos a casa.

—Sí, ahora si me dio sueño. —sonreí.

—Hasta mañana.

—Que Dios te bendiga, hija.

—Gracias, papá.

Me quité la ropa e ingresé al baño, me sentía pegajosa, me di una rápida ducha, busqué pijama, sonó el celular. Era el Flaco. D’Artagnan ya se había acostado en su cambuche.

—Hola, amiga. —hablaba en susurro.

—¿Por qué hablas así?

—Tenemos dos días bebiendo.

—¿Quiénes? —El corazón latía a mil.

—Con tu tormento y déjame decirte mi Vero que…

—¿Qué? —quería exprimirle las palabras.

—No. Haz lo que tengas que hacer y ven a Bogotá, acá hablamos. —odio que me deje así.

—No puedo ir. —refuté.

—¡Pues me lo debes!, me dejaste tirado cuál
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